–Dicen que trabajaba en un club nocturno. –Según me enteré era solo una bailarina. –Eso es una mentira, seguramente es una meretriz. –¿Crees que Devon aceptaría casarse con una prostituta? –No sé –encogió los hombros –. Pero de lo que sí estoy segura, es que esa mujer es una cazafortunas. Esos eran los comentarios que se escuchaban el día de mi boda, que mi prometido fuera uno de los hombres más ricos del país y que yo fuera una bailarina de un club nocturno no ayudaba mucho, todos decían que él había visto en mí la belleza y yo su dinero, nuestro matrimonio era cuestionable, como sacado de un cliché de telenovela de los noventa. –Alena, es hora de salir –anunció la wedding planner. Arreglé mi vestido y me coloqué recta justo cuando las puertas se abrieron, dí un largo respiro antes de escuchar la música y empezar a caminar hacía el altar, Devon Lewis me doblaba la edad, pero eso no importa cuando tienes mucho dinero, aunque todos crean que me caso con él por ese motivo no es cierto. En realidad, hoy no es el día más feliz de mi vida, porque no me casaré con el amor de mi vida, me casaré con mi enemigo; aunque no esperaba que a su lado estuviera Draco Lewis, ese hombre que se convertiría en mi perdición.